Ambos problemas son parte de mi obsesion por las tonalidades del lenguaje. Es que no puedo evitar pensar, cuando leo a un autor no hispano parlante, que algo me estoy perdiendo si leo una traduccion. Sera porque de hecho no existen las traductores, si no que los interpretes. En el proceso suceden dos cosas.
La primera, es que se cortan las esquinas del idioma original, sus juegos de palabras y ritmos, para hacer calzar el texto en el idioma-destino.
Lo segundo es que el idioma, mas aun el comunicar, no se corresponde con exactitudes ni verdades matematicas- no hay ecuaciones exactas ni relaciones 1-1. Por lo tanto, el interprete hace su pega e interpreta. Pone y quita segun su historia y sus sentires. Y asi te quedas con un intermediario entre el autor y tu.
Bradbury o K. Dick no son lo mismo en español que en ingles. Para nada. Y lo mismo estoy intuyendo sucede con Camus. No logro enganchar. Culpo a la traduccion. Siento el texto muy plano y rectilineo, como contenido. No puedo evitar pensar que "La Peste" no es lo mismo que "The Plague".
Asi que termine renunciando. Momentaneamente deje las ratas muertas con que Camus cubre un mercantil pueblo de Argelia. Ahora tome "Norwegian Wood" de Haruki Murakami. Esperemos que no me entre la paranoia denuevo y termine buscando haikus escondidos entre lineas.
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