viernes, diciembre 22, 2006
lanzado al mundo a las 2:37 p. m.

Neruda Square


Alrededor de Neruda Square las corporaciones habían establecido, gracias a la anarquía comercial ya institucionalizada, un parque industrial masivo que crecía vorazmente alrededor de las lineas de comunicación – era un tumor que consumía dendritas, un campamento callampa hiperconectado que nadie se atrevía a desalojar.

El caos y la libertad danzaban sobre la tumba de tradiciones obsoletas, como la palabra regulación o el concepto de republica. La nación, el estado, solo podia mirar melancolico el panorama hiperconcesionado de privatizaciones salvajes que dominaban los habitos de consumo –antes denominado “vida”- de los consumidores –antiguamente conocidos como “ciudadanos”.

La plaza, en medio del complejo, era un area semipublica. No habían vallas, pero su propiedad, era privada, y la operación, licitada. El piso era traslucido, contruido con metales, concreto y gruesos cristales, y emanaba a toda hora un brillo azulado proveniente de los trenes subterraneos. A su alrededor las torres corporativas. Cada una funcional a la grilla de relaciones economicas en las que se habia convertido el pais. Si alguien queria producir escases, se dirigiria sin dudar a los subterraneos de Neruda Square. El peor, mas brutal y desequilibrante desabastecimiento, era el de información.

Alli hasta el aire parecia saturado de datos. Se respiraba una tibieza extraña. El rumor, negado oficialmente, es que a falta de espectro para la transmisión inalambrica de paquetes electronicos, las compañias comenzaron a utilizar espacios antes prohibidos de baja frecuencia. Suficientemente baja como para sacudir una que otra molecula de aire, liberando calor. Momentum, energia kinetica, energia calorica. Algunos blogs seguian los ciclos de negocio del parque industrial, y los correlacionaban –exitosamente- con la temperatura. Otros, replicaban el ejercicio con los indices de tumores cerebrales.

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lanzado al mundo a las 2:33 p. m.

El mensaje


Sin nada mas que hacer, y aburrido de las conjeturas que emergían de su curiosidad trágica, Jo se puso a mirar por el ventanal oriente de su oficina. Observo con detención el extraño cielo despejado de tonalidades celestes, de tinta grisazulada. Lo sorprendió mirar por primera vez el paisaje común y ordinario de siempre como un cuadro nuevo, recién estrenado. Se sentó lentamente en el borde del escritorio y colgó el teléfono que aun repetía la grabación. Sus ojos, mas bien sus párpados, se concentraron en una montaña nevada. A sus pies, un bosque. Se imaginaba –o soñaba- en el, oliendo la tierra mojada. Era un espacio abierto, como una plaza, pero sin gente, sin multitudes. Su sombra santiaguina fundida, como vapor de agua, caminaba con los sentidos desnudos y colmada de silencio. Entre las hojas, que parecían caer con calma centenaria, derrepente se coló un rumor musical de tonos purpúreos. Guiado como por sirenas, navego por entre los canelos y se encontró con nueve Alicias. Las niñas, vestidas en blanco y rosa, jugaban dando vueltas alrededor de una Alicia ausente. Mas que cantar susurraban ruiditos como arpegios y formaban un circulo perfecto que incluía a la niña faltante, la No-Alicia. Cada seis segundos sonreían y se reordenaban para quedar denuevo tomadas de la mano. Una y otra vez.

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lanzado al mundo a las 2:22 p. m.

El economista


Esteban Merovic. 33 años. Ingeniero de la Universidad Técnica del Estado de Chile. Master en Economia del London Bussines School of Economics . Casado. Sin hijos. Un metro ochenta y dos centimetros de altura. Ojos cafes, pelo castaño. Barba y bigote. Miembro número cinco mil docientos tres del Partico Comunista de Chile. Asesor Político de la Subgerencia General para Asuntos del Desarrollo, en la Corporación para el Fomento de la Producción, CORFO. Habla inglés y ruso. Detenido el 16 de Septiembre de 1973, bajo los cargos de sedición y terrorismo.

- ¿Es esta información correcta? – preguntó golpeado una voz en medio de la oscuridad. La venda apreta fuerte.
- Todo, exceptuando los cargos
- ¿Niega que ha sido acusado de sedición y terrorismo?
- Niego ser un traidor y un violentista.
- Los hechos son innegables. Ademas, podra defenderse.
- ¿Ahora?
- No. Ahora me dira lo que nosotros necesitamos saber.
- ¿Exactamente quienes son “nosotros”?
- Nosotros – dijo otra voz – somos nosotros.
- Eso es una tautologia. No dice nada. – reclamó desafiante Merovic. La venda pica un poco.
- ¿Una que? – dijo confundido el primer interrogador
- Teniente, permitame un momento – dijo con amabilidad el segundo interrogador. Su acento… hay algo en su acento.
- Mi coronel me ordeno llevar a cabo esta operación, no puedo retirarme.
- Su coronel es un patriota, como tambien seguro lo es usted. Solo le pido unos minutos con el prisionero. Lo veo cansado, teniente. Pase por mi oficina, y encontrará en los cajones una recompensa digna de un héroe como usted. Olvidese del rancho y la carne enlatada. Hay chocolates, jamon y cigarrillos.
- Pero…
- ¿Es usted casado? – dijo aun mas suavemente la segunda voz.
- No…
- Mejor aún. En una de las cajas encontrará maquillaje. De seguro tendra amigas con quien congraciarse. – apenas dijo esto, se oyo el abrir y cerrar de un cerrojo y una puerta.

Guardaron silencio, y el silencio fue todo lo que hubo durante largos segundos. Merovic solo con la segunda voz, con la voz amable y de acento extraño. Este era el primer interrogatorio en el que estaba, pero de alguna forma sabía que las buenas maneras podían engañar. No quería confiarse. A oscuras, solo oia el crujir de la madera humeda, y los zapatos del interrogador orbitando a su alrededor. “Si, son zapatos. Las botas no suenan así. Suenan distinto, con mas eco. En que lesera estoy pensando”. Estaba ansioso. No sabia que pasaba, y si no pasaba nada, peor. Habia entrado digno y orgulloso, pero ahora a medida que se sucedian los segundos, temia. No sabia si era mejor seguir asi, vulnerable como un ciego, o que la voz hablara. Siguio pasando el tiempo, y no pudo dejar de pensar en ella. Le perturbaba su amabilidad. Si fuese realmente tan amable, no estaria aqui interrogando a un hombre vendado, pensó.

- Hay un error en la información sobre usted que diligentemente repitió el Teniente. Usted, Merovic, si tiene un hijo. O lo tendra pronto, mejor dicho. Su mujer tiene 4 meses de embarazo, ¿no? Debe ser dificil para Monica estar sola en su estado y …
- ¿Como sabe usted eso…? – cierta expresion de horror acompaño a las palabras.
- … dadas las circunstancias, creo que lo mejor es que todos colaboremos. Nadie quiere dejar sin padre a ese hijo suyo… por muy subersivo que sea el padre. – dijo la voz. Es tan amable como la serpiente del genesis.
- Yo no soy un criminal. Solo soy un funcionario publico. Al parecer usted bien sabe quien soy. Soy un profesional. Supongo que ya revisaron mi casa, y no encontraron nada. ¿Que espera que le diga? ¿Acaso me ve portando un fusil?
- Yo no. De esto estoy seguro. Pero su cargo es politico, al menos en nombre y apariencia, y con eso, le aseguro, ya se gano medio fusilamiento. El punto aqui no es lo que yo crea, sino que es lo que podemos hacerles creer a los militares.
- ¿Sino es militar, que es usted entonces?
- Eso, Merovic, no le compete. Ahora hablemos de cosas realmente interesantes. Asi yo luego le digo al Teniente, lo buen chileno que es, e inventamos un par de hechos y nombres para calmar a los perros del regimiento. – dijo con desprecio por los uniformes. Debe ser CIA.

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lanzado al mundo a las 2:18 p. m.

Bievenidos a Cuba


Parado en el malecón de la Nueva Habana, a la vista de un grupo de prostitutas que parecían fundirse con la noche húmeda y profunda, Xen observaba la luna mas enorme de su vida.

Jo caminaba a su alrededor, y mientras abotonaba su guayabera totalmente brand-new, acechaba por gusto -de impaciente- el espacio vacío, la burbuja silenciosa que emanaban de las pupilas cansadas de su compañero.

Ultimo botón y una sacudida de sandalias. "Puta arena".

- ¿Abrumado?
- N-n-no lo-lo suf-f-f-iciente

Detrás de Xen, Jo apoyaba sus manos sobre una baranda oxidada. Nada, ni el acero mas socialista podía contra la acides de la brisa atlántica. Mirando entre las sombras, Jo entendía la luna de una forma distinta, ajena a la melancolía, por encima y debajo de la idea de un exilio romántico. Era imposible, a esas alturas, otorgarle mas propiedades que las físicas o astronómicas que merecía cualquier roca colgada en la negrura. Si alguna metáfora era posible, seria la de un cartel luminoso, un anuncio fluorescente que indica el camino hacia un desvío irrenunciablemente peligroso. Un destino irreversible, desconocido - un come-in oui-monsieur bienvenido-sirvase en el tugurio rebelde y subterráneo de las Américas.

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lunes, diciembre 18, 2006
lanzado al mundo a las 12:39 p. m.
no tengo nada que decir. solo lo siguiente: tengo mucho que leer. estoy investigando y armando el puzzle para la novela que preparo. en ella hay hackers reformados e irreformables, matemáticos explotados en la mejor tradición de los sweatshops, una chica linda de bilz y pap, y una pequeña que busca a su padre entre orión y las tres marías. también hay cuba -y cubanos-, rusia -y rusos-. no faltan los revolucionarios originales, las utopias autopoieticas, y los emperadores sin ropa. hay código, hay sexo, hay armas. hay internet -- antes de la internet. hay una novela en 50 paginas, en mi cabeza, y en miles de referencias que me esperan.

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