jueves, abril 13, 2006
lanzado al mundo a las 12:01 p. m.
Comenze a leer hace unos dias "La Plaga" del escritor, y figura cuasi-de-culto de la intelectualidad en la Francia de post-guerra, Albert Camus. El approach no fue quizas el ideal. Para comenzar, no leo frances, y para rematarla solo tenia a mano una traducción en inglés.

Ambos problemas son parte de mi obsesion por las tonalidades del lenguaje. Es que no puedo evitar pensar, cuando leo a un autor no hispano parlante, que algo me estoy perdiendo si leo una traduccion. Sera porque de hecho no existen las traductores, si no que los interpretes. En el proceso suceden dos cosas.

La primera, es que se cortan las esquinas del idioma original, sus juegos de palabras y ritmos, para hacer calzar el texto en el idioma-destino.

Lo segundo es que el idioma, mas aun el comunicar, no se corresponde con exactitudes ni verdades matematicas- no hay ecuaciones exactas ni relaciones 1-1. Por lo tanto, el interprete hace su pega e interpreta. Pone y quita segun su historia y sus sentires. Y asi te quedas con un intermediario entre el autor y tu.

Bradbury o K. Dick no son lo mismo en español que en ingles. Para nada. Y lo mismo estoy intuyendo sucede con Camus. No logro enganchar. Culpo a la traduccion. Siento el texto muy plano y rectilineo, como contenido. No puedo evitar pensar que "La Peste" no es lo mismo que "The Plague".

Asi que termine renunciando. Momentaneamente deje las ratas muertas con que Camus cubre un mercantil pueblo de Argelia. Ahora tome "Norwegian Wood" de Haruki Murakami. Esperemos que no me entre la paranoia denuevo y termine buscando haikus escondidos entre lineas.

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sábado, abril 01, 2006
lanzado al mundo a las 2:42 p. m.
Somos una generacion mutante que necesita novelas como esta. Cuentos delirantes demasiado americanos y latinos a la vez. Porque somos un copy&paste de todo lo que fue posible importar y logramos piratear, no nos vendria mal algo de basura esoterica.
Necesitamos conectarnos con la Pachamama aunque sea por wifi- hablar con las machis ancestrales por ultimo via messenger. A ver si asi entendemos que para salir a conquistar el mundo, primero tenemos que aceptar que somos indios y que la tierra -y todos sus espiritus- nos reclaman.
Porque los universos imposibles son imprescindibles, y el camino al futuro siempre tiene una desvio a nuestro pasado, Ygdrasil es tan necesario como sorprendente.
Baradit vomita -en el buen sentido de la palabra- un guion que bien podria haber sido todo lo que The Matrix no fue. Donde los gringos fracasan espectacularmente - mexicanos, chilenos e insectos triunfan miserablemente.
Fue dificil bajarme del libro, porque a medida que avanza sus hilos argumentales crean una trama atractivamente amorfa que se mueve -con alguna dificultad- entre lo espiritual, el gore y la epica de proporciones biblicas.
En conclusion Ygdrasil es un relato que mas que leerse, se toma subversivamente tu cabeza y monta su propio teatro freak en ella.

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